Dicen de Cork que es la ciudad rebelde de Irlanda, y no es para menos. Es rebelde en el fondo y en la forma, su historia lo demuestra, y sus habitantes lo recuerdan constantemente. Es la segunda ciudad más importante de la República, y la tercera de la isla. También dicen que Dublín decide, pero que Cork gobierna. Esa intrascendental lucha que se traen entre las ciudades es la misma que se puede transpolar a Madrid y Barcelona. No tiene motivos, no tiene razones, pero ahí está. Decimos que es intrascendental porque Irlanda en general, y Cork en particular, rezuma un patriotismo reflejado en el nombre de sus calles y en las banderas que decoran las fachadas. Cork es una ciudad vieja, pero completamente nueva, pues se tuvo que reinventar y reconstruir cuando el ejército inglés se fue de ella no sin antes destruir todo lo que previamente habían construido. Tan sólo dejaron en pie dos de los edificios más representativos e imponentes de Cork: su universidad, y la catedral anglicana.
Un paseo por Cork
El centro de Cork se sitúa en una pequeña isla abrazada por dos ramales del río Lee, el cual desemboca en el puerto de Cork, uno de los puertos naturales más importante del mundo. Ese centro de la ciudad esta repleto de movimiento, pues el algarabío de gente de innumerables nacionalidades hace pensar que más que en una ciudad de poco más de cien mil habitantes, nos encontramos en una verdadera metrópoli. Las colonias extranjeras son numerosas, de hecho en el centro de la ciudad podemos aventurar que viven más extranjeros que nacionales. Polacos, españoles e italianos son, quizás, las nacionalidades más numerosas en una ciudad que gracias a la mano de obra extranjera y las políticas liberales del gobierno ha sabido dejar atrás y recuperarse de una crisis económica que avasalló al país hasta la quiebra más absoluta.
Apple, Voxpro, Amazon y Marriott son tres de las multinacionales que supieron aprovechar este tirón y las cuales dan empleo a un gran porcentaje de la población extranjera. Pero ¿Cómo es Cork? Lo podemos descubrir dando un paseo desde el oeste de la ciudad hasta el este, pues estos puntos cardinales son los que vertebran la localidad más rebelde de Irlanda.
El Fitzgerald´s Park es el verdadero pulmón de Cork. Junto a las instalaciones deportivas de la universidad, da la bienvenida por el oeste a la ciudad. Es un parque que con más de cien años de vida que además es uno de los centros de ocio favoritos de las familias, especialmente en aquellos meses en los que el clima da una tregua a la ciudad. Durante los meses de verano –que principalmente son mayo, junio y julio- en la explanada principal del parque se celebran conciertos y encuentros para las familias que gozan siempre de una gran afluencia. En la entrada del parque se sitúa el museo de historia de Cork. Es un museo no muy grande pero muy curioso, pues el viajero se puede adentrar en una trinchera de la Primera Guerra Mundial o puede conocer como era la vida de la ciudad durante la época victoriana. Si eres un romántico, o una romántica, en una de las salas podrás ver, también, una réplica a escala del trasatlántico más famoso del mundo, el Titanic, pues las aguas del puerto de Cork fue lo último que los pasajeros del barco vieron antes de que el navío se hundiera en las profundidades del gélido atlántico.
Muy cerca del parque, la UCC, que es la universidad de Cork, te dejará sin palabras. Pasear por su campus, te hará parecer ser un personaje más de Harry Potter porque su arquitectura recuerda a la escuela de la famosa saga de películas. Es una universidad llena de historia, no obstante allí impartió clase Mary Ryan, la primera mujer catedrática no sólo en Irlanda, sino en el Reino Unido, a principios del siglo XX. Desde entonces la ciudad, gracias a esta universidad, se ha ganado por derecho propio, el título de ciudad universitaria de Irlanda. Algo de lo que pueden dar fe las miles de personas que intentan, sin mucho éxito, alquilar una casa durante el curso escolar.
Siguiendo el río Lee llegamos al centro de la ciudad, vertebrada por Grand Parade y St. Patrick Street, los verdaderos centros neurálgicos,junto con la calle Oliver Plunket, de la vida diaria en Cork. En un pequeño radio de distancia el visitante puede encontrar todo lo que visitar en la ciudad, y es justo ahí donde encontramos los pubs más famosos de Cork. Sí, como buena ciudad Irlandesa, en Cork abundan los pubs donde a partir de las doce de la mañana, locales y visitantes se pueden deleitar con una pinta de las múltiples marcas de cerveza y sidra que ponen a nuestra disposición.
Desde Grand Parade se vislumbra, imponente, la catedral anglicana. En lo alto de su ábside un ángel de oro nos recuerda que el fin de mundo puede que esté muy cerca, pues la leyenda dice que el día que el ángel se caiga de su sitio, los jinetes del apocalipsis harán de las suyas. Así que, si la visitas y no ves el famoso ángel, Cork será tu última morada.
Justo en el medio de Gran Parade el turista puede conocer el English Market, el mercado de abastos de la ciudad, que lleva como eslogan “el mercado capaz de impresionar a una reina” y es que su graciosa majestad Isabel II de Inglaterra lo visitó hace unos pocos años con motivo del primer viaje de un soberano inglés a la República de Irlanda desde la independencia del país. Fotos y placas recuerdan esta visita, sobre todo en el puesto que pertenece a la que es, quizás, la pescadería más famosa de la ciudad. En dicho puesto también podemos ver los diferentes certificados que atestiguan una estrecha relación entre los Windsor y los pescateros de Cork.
En la orilla norte de la ciudad, cruzando el rio Lee por alguno de los numerosos puentes de la ciudad, podemos llegar a Shandon, la zona más antigua de la ciudad, que es donde se encuentra la catedral católica y la Iglesia de Santa Ana, sin duda la iglesia más famosa de Cork. Su torre es uno de los lugares más visitados por todos los turistas, y es que a través de un sistema de cuerdas y un libro de partituras, cualquiera que quiera puede hacer sonar las campanas de la iglesia al ritmo de Abba o del Kumbaya, señor. Las vistas desde lo alto del conjunto permiten una visita integral a golpe de pájaro de absolutamente toda la ciudad. Y además, debido a las diferentes rachas de viento que a diario sacuden a la ciudad, dependiendo del lado de la torre en el que te encuentres, estarás a una hora u a otra, pues el viento hace que cada uno de los cuatro relojes que decoran la torre den una hora diferente, y es por eso que a Santa Ana se la conoce como la iglesia de las cuatro mentiras.
No muy lejos de Shandon se encuentra la vieja cárcel de la ciudad, que comparte edificio con el museo de la radio. En sus galerías el visitante se puede imaginar cómo era la vida de un preso común en la Irlanda del Siglo XIX y principios del XX. Es esta, sin duda, una visita curiosa y singular, cuyo interés reside, sobre todo, en la belleza del conjunto arquitectónico del lugar.
Desde el centro de la ciudad, partiendo desde el puerto en las cercanías del ayuntamiento, un bonito paseo por la ribera del rio nos lleva hasta el punto más lejano de la ciudad, el castillo de Blackrock, una antigua fortaleza de pequeñas dimensiones, reinventada en observatorio astronómico.
Cork es una ciudad llena de vida en la que la música es la principal expresión cultural y artística. El último fin de semana de octubre, el Cork Jazz Festival reúne en la ciudad a bandas de jazz de alrededor de todo el mundo y es, quizás, el fin de semana más importante de todo el año. Halloween, Navidad y San Patricio, son otras de las festividades más importantes y conocidas de la ciudad
Pasear por Cork, es pasear en un videoclip, a cada pocos metros un músico callejero ameniza a los viandantes con su música. Es también pasear con un vaso de café en la mano y es pasear con la tranquilidad innata de los irlandeses, una tranquilidad bulliciosa que te atrapa y te lleva con ella desde el primer momento que se pone un pie en la joya del sur de Irlanda.
Si te animas a visitar Cork ten por seguro que visitarás todo lo que Irlanda significa y verás el país y el mundo desde la perspectiva de las numerosas nacionalidades que dan vida a una ciudad que vive un claro patriotismo desde una multinacionalidad con la que el visitante choca a cada paso.